Camps ha dimitido.

Sé que mucha gente que entra en mi blog busca un divertimento que hable de Suecia, y que a veces me da por la política... Y no es tan divertido.

Pero tengo necesidad, tanta como del aire incorrupto de Suecia que respiro, de comentar esta noticia:

"Camps deja la presidencia de la Generalitat."

El disgusto se te pasa comprando (trajes).

Paco, desde su alumbramiento político, ha sido uno de mis preferidos -preferidos de críticar.

Como un tipejo sin carisma, feucho (pero bien vestido), sin capacidad conocida alguna, podía tener tantos votos... Era un misterio poderosamente atraiente para mí, comparable a conseguir la fusión fría o domesticar la energía de los relámpagos.

Pero hoy a mi "adorado" Camps le han largado.

Ha sido para que Rajoy (otro que también representa un misterio insoldable para mi mente) gane las próximas elecciones. Le han hecho dimitir, no lo ha decidido él. Y sí, es simplemente una maniobra política.

Pero a mí me alegra, mira.

Me alegra que un tipo que miente; que acepta sobornos; que tiene un manual de cohecho sobre la mesita de noche; que ejerce de cacique; que se besa con Rita Barberá... 

Me alegra que ya no sea presidente de Valencia.

No es que el aire me parezca más limpio, ni que piense que después de él van el resto. (Hace tiempo que dejé la utopía aparcada y tiré el recibo del párking). Pero hoy el juez José Flors ha pasado un poco el trapom y eso me hace feliz.

Ahora ya puedo mirar a un valenciano y solamente decirle: "M'agrada eixa Mònica Oltra vostra."