sábado, julio 16, 2011

El picnic, o comer como ardillistas.


(El magnífico título es de prestado. Originalmente, fue concebido por la verborrea del sur.)

Y después de esta aclaración de paternidad de ideas, me gustaría explicar la actividad preferida de los suecos en verano:

 Ir de PICNIC



Los suecos, que son unos cools, van en barco al lugar escogido para comer sobre la hierba. En cambio, yo, como humilde expatriada que soy, llego andado al paraje que servirá de escenario de mi ágape.

Normalmente el lugar escogido está cerca del agua, y si hay suerte no hay patos... 

Un día mientras cortaba queso con el cable del ipod (creatividad: encontrar soluciones a problemas -como no tener cubiertos), presencié como un pato loco atacaba a unos picnic practicantes!



El sueco medio vive constantemente preparado para tirarse a la bartola sobre un césped. Por ello, a partir del mes de abril, cargan con pareos/mantitas ligeras en sus bolsos -que llevan tanto machos como hembras.


Y es que después de seis meses de temperaturas gélidas, mal tiempo, hielo y nieve; cuando el dios SOL sale a pasear por estas tierras, más vale que te pille preparado para iluminar cada poro de tu piel.

Mi aproximación al tema ha sido moderado. 

En parte, porque en nuestras latitudes nos gusta más comer en el campo/playa que en parques, y en general preferimos hacerlo sentados como personitas. Ir de merenderos, vaya.



Pero voy equipada: tengo una mantita peluda, muy apreciada entre ardillas/picniqueros; una cestita de mimbre bastante grande con una cinta roja; copas de vino de plástico; y un amplio surtido de DO. Rueda y Chablis francés.

Eso sí, creo que tendría que pasar más años en estas norteñas tierras para ser capaz de ponerme en cualquier parque en sujetadores.





Aunque les comprendo, abarco sus sentimientos, y comparto su necesidad de vitamina D, sigo pensando: ¡Búscate una playa!

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