domingo, enero 29, 2012

Rudolph se ha sofisticado...

Rudolph fue un gran seudónimo... 

Perfecto para mi vida animalística por los prados suecos. Muy descriptivo de mi aspecto: pelo articifial, bota peluda, más pelo y nariz roja. Y alineadísimo con mi pensamiento primario durante todo el año pasado "No pasar frío."

He tenido suerte. Ahora puedo volver a usar tacones, he dejado algunas pieles en el armario y mi preocupaciones son más diversas y menos primarias (ej: "¿Sauvignon blanc o Verdejo?").

Por ello, me mudo. De Pontonjargatan a la 5 Avenida. De Estocolmo a Nueva York. De la fría Suecia a la diversa América de Obama

De Renos Land a Lady Tramp:

pinyolissima.blogspot.com

Find me there or lose me forever.

miércoles, enero 18, 2012

Vivir en Harlem y comprar en Park Avenue...

Si eres un ser pensante que vives en el Upper East Side, pero tienes un presupuesto ajustado, irás a Harlem a hacer la compra, que seguro que es más barato.

En cambio, si eres un Rudolph indómito que casi-casi vives en Harlem, te da por hacer la compra en el Upper East. Ahí, donde pasturan Donald Trump o Lauren Bacall. 

Y es que irse de shopping por Harlem sería lo eficiente monetariamente, lo que hace la gente con neuronas funcionales. Pero las mías, se ve: andan de paseo.

Ayer, en un intento desesperado de encontrar queso decente (lo que no haga yo por sharp cheddar) fui a comprar entre Madison y Park Avenue. Allí, con gente que adquiere sin remordimientos té de 30$ o pesto a 45$...

Y es que en Nueva York todo está programado para que compres. 
Ejemplo de ello es que a mí no me gustan nada las verduras, pero en Dean & Deluca... ¡Me tentó una rúcula!

Al final, fui sensata y sólo compré tres quesos, mi té favorito de Maison frerés y jabón de Meyers -que huele mejor que dos días en la Provenza.

EL CULPABLE

Por otro lado, gracias a cejas Furió, he descubierto FreshDirect, que te trae la compra a casa. Si esto funciona, no me verán más por Park Avenue...  

Por suerte para mi bolsillo.


martes, enero 17, 2012

Los regalos de NY

Desde que he llegado a Nueva York he recibido varios presentes.

El mejor, sin duda, es el piso. (Aunque cada vez estoy más convencida que conseguí por llamarme Esther, aun no siendo judía.)

Pero después llegan otras cosas, como:

- Una felicitación muy Amélie de Navidad firmada por Mila desde Ávila.
- Una postal sentimentaloide y magníficamente escogida de mi Jabatillo semi-rumano.
- Un paquete no identificado llegado desde España, pero de origen chileno, que me manda Betsi.

Y la sorpresa...

Llego a casa y veo contra el marco de la puerta de mi apartamento lo que identifico rápidamente como procedente de Amazon. 
Así, a la vista de todos, a la mano de todos: ¡Olé, olé; gracias, señor cartero! (¡Gracias Dios por los vecinos honrados!)

Viene a mi nombre, no hay remitente, es un libro... 
(No he dado mi dirección a todo el mundo hasta ayer.)

Lo abro y veo: Eduardo Galeano. 


Flash instantáneo de Starbucks, una maleta Fred Perry azul, mil cosas que salían de esa bandolera, infinitas charlas, mil risas, casi igual número de "esto es horrible".

¡Gracias Juan Carlos!
Te echo mucho de menos.


Y es que tener buenos amigos (Bet, Mila, Jaime, JC, etc.), es el mejor regalo.