Ya no estoy en el mundo de los renos. He vuelto a casa.
Donde no hay animales pragmáticos y tranquilos, sino burricos, toritos bravos y demás fauna ibérica.
Y me encuentro en la disyuntiva de hablar de lo terrible o hacer un homenaje a Suecia... Mi lengua viperina me domina, noto el veneno optando por la primera, pero no lo voy a hacer.
Mejor decir hej då a Estocolmo, a los suecos, a los renos en su hábitat y a mis amigos: Cris, María, Claire, Álvaro, Gerardo, Miquel... Y los que ya huyeron: Martín, Xavi, Marc.
Gracias Suecia por la calefacción central; por María y su sonrisa; por enseñarme a andar sobre el hielo; por lo espectaculares que son los suecos; por hacer que Cris viviera allí; por descubrirme a los bebés que no lloran; por conocer a Claire; por los kanebulle y por el risotto de Álvaro...
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