Ever ending sun

En Suecia ya no se hace de noche.

De las 24h hasta eso de la 1,30h tenemos un celeste oscuro de Prusia, y después ya vienen las tonalidades de azul: albanta, marino, claro, cielo, turquesa...

Duermo mal. La luz es como el agua, se cuela por todas las rendijas, por cada agujero, entra sin compasión por debajo del antifaz.

Me levanto y lo primero que leo: Ha muerto Jorge Semprún.

Y me he acordado de leer su Adiós, luz de veranos a los 20 años. Esa época en la que me atiborré ingiriendo obras "corprenedores" -palabra no traducible de mi catalán-, que significa que leer me sacaba el corazón. Aunque más bien, lo estrujaba.

Una de las cosas malas de estar lejos de casa, del hogar materno y paterno, es no tener acceso a los miles de libros que allí residen. Pero en cambio, tengo Internet dónde me he topado con este discurso que dió el ex ministro Semprún en el campo Buchenwald (Polonía):

Su parlamento me he recordado a mi tío Manuel hablando de George Patton liberando el campo de concentración de Mauthausen (Austria) donde estuvieron él y su hermano menor.

Y como contaba también, y al igual que el escritor, que salvaron la vida porqué dijeron ser peluqueros. (Semprún se sobrevivió porqué pusieron en su ficha que era estucador, y no estudiante.)

El artículo del El País lo han titulado Muere Jorge Semprún, una memoria del siglo XX.

Acertado titular, porque en el XXI nos hemos olvidado de lo que costó tener un mundo mejor.

Vivo en un país que no ha pedido perdón por enriquecerse con el nazismo, y que cada día es más racista y xenófobo.

Y si miro hacia casa, veo algo aún peor: veo las dos Españas de nuevo.

Veo gobernando a los nietos –y a alguna momia ministerial, Fraga está en el Senado- de la gente que mandó a mis tíos, y a Semprún, a los campos de exterminio. Veo cunetas que entierran a personas, y familias que no saben dónde ir a poner flores. Y representantes de la iglesia que dicen que mejor olvidar y no tener memoria histórica.

Veo que vamos hacia la derecha de nuevo, que los errores se volverán a cometer (mismas ideas, otros nombres), y que la memoria del siglo XX sólo estará en los libros. Y no en el consciente de los que habitamos "en medio de la belleza del mundo o, por el contrario, en su grisácea insipidez."

-Jorge Semprún.

Hoy no sé porqué me he despertado: el cielo sigue siendo azul casi negro.