domingo, diciembre 11, 2011

Cosas que nunca te dije.

Estos días he estado muy estresada, y casi no he hecho nada bien aparte de conseguir el piso. No he hecho la colada, no he escuchado música, no me he depilado las cejas...

Y esto me lleva que hay gente que me rodea a la que no agradezco suficiente que estén allí.

A algunos os sorprenderá, porqué hablo mucho de ellos, pero no mimo suficiente a mi familia. Doy por tan sentado que están allí, que no les cuido. Como las cejas, me olvido que se tienen que vigilar, echarles un ojo diario para que crezcan bien...

Mi madre se desvivió para que todas mis cuentas estuvieran llenas y activas estos días de tanto movimiento. Igual que intenta estar el máximo de tiempo conectada para poder hablar conmigo. Y mi padre, ahora se lee la sección de vino del periódico, cuando antes, hubiera descartado esa sección como si de la de deportes se tratara.


De la misma manera, no le he dicho nunca a mi abuela lo orgullosa, y agradecida, que estoy de que aprendiera a usar el ordenador cuando me fui a vivir a EEUU con tal de poder hablar conmigo. Igual que más tarde lo ha hecho mi tia, Teresa, que cuando me ve, me llama por Skype.

Además de los de casa, hay otras personas a las que tampoco digo suficiente como les quiero, porqué están allí.

Jandri, sin duda, es a quien menos cuido. Amigos desde los cuatro años, a veces no me doy cuenta que siempre tiene la puerta abierta para mí. Y que con paciencia infinita ha vivido a mi lado muchos años.

A Bernie no le he confesado que consigue que la cabeza me vaya más rápido, porque es tan brillante que me tengo que poner a la altura.

Cristina, en Suecia, hizo que mi año allí fuera un paseo por la playa -en un día de invierno, eso sí. Fue gracias a ella que nunca me sentí sola.

Y a Socias no le he dicho como me alegra que nos hayamos reencontrado.

Así que este post es un: siento no hacer bien las cosas.
Os quiero y os echo de menos.

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