lunes, agosto 01, 2011

Aprendiendo de otros mundos.

Los políticos deberían viajar más y leer prensa extranjera a diario.

Y no digo viajar a lo Moratinos, con avión militar español -pagado por todos- buscando apoyos de coctel en coctel para presidir un organismo multilateral.
Ni leer The Economist sólo cuando desde el exterior se nos informa que contiene una dura critica el país, o al partido de turno o al político en cuestión.

Hablo de viajar y de leer de verdad. De APRENDER, en definitiva.

El otro día me pidieron opinión sobre unas propuestas sociales. Posiblemente me preguntaron porqué ya llevo un tiempo arrastrando maletas arriba y abajo por el mundo. Suecia es el cuarto país en el que he vivido, y del que he aprendido.

Ideas que me vienen de vivir fuera:

Aplicar el uso intensivo, y respeto absoluto, a los ciclistas de Dinamarca.

La ampliación de los horarios comerciales de los americanos para la creación de empleo.

El método de no-gueto en las escuelas de la ciudad de Vic (Catalunya) con las políticas inclusivas de ocio que funcionan en Uppsala (Suecia)

Cambiar leyes, y privilegios abusivos de los bancos que la entrega de la vivienda cancele la hipoteca como en USA.

Copia la nueva legislación de responsabilidad penal para banqueros de Islandia. Usar un lápiz, como los rusos, en lugar de gastar millones, como los yankees, en un boli anti-gravedad...


 Me acuerdo que, cuando estaba a punto de volver a casa después de mi año en Tennessee, un amigo me dijo: "Lo más difícil de volver, es ser la nueva persona que eres en tu antiguo mundo."

Su frase se tornó en una gran verdad. Fue un reto mantener la nueva Rudolph. La que hablaba con vocablos americanos (no para alardear, sino por naturalidad.), la que ya no podía vivir sin brunch, la que leía el New York Times, la que ya sabía poner una lavadora...


Si es posible vivir con lo acumulado en otras latitudes, ¿Por qué no es posible aplicar lo que funciona en otros lares en nuestra casa?

Naturalmente, siempre siendo conscientes de la idiosincrasia de cada sitio y lugar, a la vez que inteligentes. Por qué no somos inteligentes, sería entonces la pregunta.

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