Luce el sol, se oye a los pájaros cantar y a los niños suecos gritar (o ese medio ruido que hacen los mini suequitos, tan educados ellos).
Pero tú sabes que algo malo va a pasar. Es ese "nosequé" al que los anglófilos llamamos feeling.
Indeed, abro el periódico y leo lo siguiente:
"El paro alcanza un nuevo máximo con 4,9 millones de personas"
5 millones de personas en España no tienen trabajo.
Y dentro de esta cifra no están los que han agotado el paro; los que nunca han entrado en el sistema; los dependientes, muchas veces dependientes de otros parados, etc. (Corrección, estos datos se basan en encuestas, por lo que es posible que los antes mencionados estén contabilizados). Pero no deja de ser preocupante.
Y viendo esto, desde mi innegable privilegiada posición, no puedo dejar de preguntarme:
¿Hay solución a esto?
Mi madre, que es muy sabia, siempre ha dicho que el problema no es la falta de dinero, sino la mala gestión.
No es que antes no la creyera... Pero ahora, viendo el despilfarro desde dentro, puedo asegurar:
LA ADMINISTRACIÓN GESTIONA MAL EL DINERO. Muy mal, añadiría.
La solución no pasa por ligar sueldos a productividad (¿cómo se mide la productividad de un ministro?); bajar salarios a los funcionarios; ni mucho menos por reducir las operaciones quirúrgicas no vitales (para alguien una prótesis de rodilla puede ser toda una vida).
La solución pasa por usar esa masa gris que tenemos sobre los hombros. Creo que los antiguos lo llamaban pensar.
Y he aquí algunas ideas que produce mi masa encefálica:
No comprendo por qué hay dinero para campañas de publicidad (¡Y eso que soy publicista!) para referéndums sobre la Diagonal y edificios vacios de propiedad gubernamental. Todo al mismo tiempo que gente durmiendo en la calle.
¿No podrían los 1'5 millones de euros de esta campaña dar morada a 15 familias durante un año? Yo creo que sí.
Tampoco entiendo por qué les pagamos a nuestros diputados -euros, nacionales, autonómicos- vuelos de una hora en business class, mientras mastican serrano acompañado de gintonic. Y en cambio, los grandes dependientes -gente mayor, enfermos mentales, parapléjicos- tienen que confiar en ONGs para que les proporcionen transporte.
Todo esto, a la vez que se hacen aeropuertos en Castellón, a
35 110km de Valencia. O paradas de AVE en sitios recónditos pero propiedad de Esperanza Aguirre.
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"No hay aviones, pero castellonenses, podéis venir a pasear por las pistas vacías." Fabra dixit. |
Otro sin sentido, son a las embajadas de países europeas dentro de la misma Europa.
Si pierdo el pasaporte; si me roban; si necesito ayuda en un país europeo, qué sentido tiene ir a mi embajada y no simplemente a una comisaria rumana, sueca o alemana?
Si soy europea para todas las agencias tributarias de los estados miembros (no fuera que me escapara sin pagar), también soy europea para que me saque Portugal o Francia de cualquier aprieto, de una Libia en guerra, por ejemplo?
¿No somos todos europeos?
En cambio, me da vergüenza ser europea y poder tomarme una pastillita, tener un infarto, y que me operen en España, en lugar de, no sé... Inglaterra. Donde la sanidad es muy deficiente porqué lo que cuesta una operación de corazón, se ha destinado a pagar un traje perruno o una pamela encima de una princesa relaciones públicas cara.
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"Yes, Kate, you can have a corgi. Sooner or later you'll look just like it." - Liz, the II. |
Y lo siento, pero no creo que sea eficiente tener por ejemplo a ICEX, a Extenda y a ACC10 en una misma ciudad para ayudar a las empresas a exportar. De la misma manera que no me cabe en la cabeza, tener un ministro de asuntos exteriores que no hable inglés, o un presidente del Parlament sin carrera universitaria...
¿Por qué el estado se ha gastado 20 millones de las antiguas pesetas sólo en mi educación para después tenerme en un sitio donde no se me necesita?
(Y ojo, que a mí se me trata bien. No como a otros centros de coste ultra formados -veáse becarios- repartidos por el mundo.)
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"Para que todo cambie,
mejor no cambiamos nada." Humphrey. |
El señor Estado me ha enseñado a pensar. Pero en la práctica, mejor que piense poco.
O puede que todo se resuma en una gran frase de la serie británica Sí, Ministro:
"El trabajo de un funcionario es crear trabajo para otro funcionario."